El infarto de miocardio se produce cuando una arteria coronaria se obstruye, muriendo así una porción del músculo cardíaco. Al obstruirse la arteria, se suprime el aporte sanguíneo al corazón. Si se prologa, el tejido se muere y no se regenera.
Los principales factores de riesgo de los infartos son los siguientes:
Todos los factores de riesgo del infarto anteriormente nombrados pueden evitarse. Es ahí donde radica la importancia de la prevención. Sin embargo, no es una enfermedad que se pueda prevenir del todo porque también influyen factores como los antecedentes familiares, el sexo y la edad.
Es importante realizarse Controles Clínicos y/o Cardiológicos de manera periódica. También, someterse a pruebas como el ecocardiograma y el electrocardioagrama. Estos estudios permiten saber si el paciente se encuentra dentro de los parámetros de riesgo. Si está dentro de estos parámetros de riesgo, se recomienda dejar de fumar, practicar actividad aeróbica tres veces por semana y seguir una dieta saludable.
Algunos tratamientos para el infarto se inician nada más sospechar de él, incluso antes de confirmar el diagnóstico. Entre estos tratamientos destacan: oxígeno; aspirinas, evitar la formación de coágulos de sangre; y nitroglicerina, que mejora el flujo de la sangre.
Para el tratamiento del infarto, el especialista puede administrar diversos medicamentos: trombolíticos, betabloqueantes, inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina, anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios.
El tratamiento también puede ser no farmacológico, consistiendo entonces en una angioplastia con balón o bien en un bypass coronario.
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